27 de noviembre de 2010

Red Dead Redemption (o un giro de tuerca maestro)



Este verano le he dedicado bastantes horas, porque entre otras cosas para eso están los veranos, a uno de los mejores videojuegos de PS3 que he probado nunca (junto con el fantástico Heavy Rain): Red Dead Redemption.


El juego de RockStar Games (papás de la ya mítica saga Grand Theft Auto) nos pone en la piel de John Marston, un ex-forajido del salvaje oeste que, por circunstancias de la vida, se ve obligado a ir a la caza de sus antiguos compinches. La preciosa ambientación, el cuidado desarrollo de la historia y un enorme escenario, en el que tenemos plena libertad, son las claves para enganchar una buena cantidad de horas. Y, si la historia principal es larga, la lista de tareas secundarias no se queda corta: desarrollar habilidades de caza (con más de 30 especies diferentes... incluidos los cabrones de los osos pardos), de tiro, jugar partidas completas de póquer y blackjack o ejercer de caza recompensas a tiempo parcial. Una experiencia completa al margen de la ley.



En definitiva, un juegazo. JUEGAZO, hala, con mayúsculas. Después de un verano que yo he llamado “el verano de L2 apunta R2 dispara”, di por finalizado el juego con un 97,5% completado. Y no sin lágrimas (metafóricas) en mi corazoncito de jugón, pasé a dedicar mis pulgares a otros títulos recién adquiridos, todos con muy buena pinta: FIFA 11, Mafia II y Grand Theft Auto IV. Pues bien, es aquí dónde entra el giro de tuerca, el as en la manga magistral. Aunque dejadme que os ponga en antecedentes.



Una de las principales características de la nueva generación de consolas (PS3, XBOX 360) son los contenidos online y descargables de la mayoría de sus juegos.


Por una parte, el modo online permite a los jugadores más expertos (y a los menos también, pero los matan antes) competir contra rivales humanos de todo el mundo. Es decir, cuando uno se cansa de matar muñecos del juego, o de meterle goles, o lo que uno haga, se conecta a los servidores de PlayStation o XBOX y se dedica a enfrentarse al resto del mundo mundial en divertidos y novedosos modos de juego.


La segunda opción, el material descargable, permite a los jugadores ampliar, a veces gratis, a veces por poco dinero, la experiencia con su juego preferido. ¿Que ya te has pasado todas las misiones del juego y te has hartado de explorar todos los mapas y niveles? Pues te descargas por unos eurillos una ampliación y disfrutas de nuevas misiones y personajes que complementan la historia que ya has jugado. Y a veces, sólo a veces, un estudio se curra de verdad los contenidos extras y los pone en las tiendas como si de un juego nuevo se tratara. A mitad de precio, eso sí.


Y eso es lo que he comprado hoy. Una ampliación del juego del que os hablaba. ¿Qué como se llama? Agarraos: Red Dead Redemption: Undead Nightmare. ¿Que de qué va? Agarraos más todavía: de zombis.



Sí, habéis oído bien. El nuevo juego nos vuelve a poner en la piel de John Marston, pero en lugar de enfrentarnos a forajidos y ladrones, nos enfrentaremos a una plaga de zombis en mitad del salvaje oeste. Zombis rápidos, que saltan, y, si pueden, muerden. Zombis feos y desagradables, como es menester. Zombis por todas partes.



Qué os puedo decir... lo he probado y me encanta. Es como volver a visitar tierras ya conocidas, con mis viejas pistolas de culata de sándalo golpeando contra los muslos mientras mi caballo quema la llanura... pero con zombis.


Así que ya podéis confirmar definitivamente lo que decía en el primer post de este blog, dedicado a la serie The Walking Dead: Los zombis molan. Mucho. Dan bastante miedo, de acuerdo, y es un poco angustioso que estén por millares por todas partes.


Pero molan un puñado.


¡A por ellos!


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