3 de diciembre de 2010

Salidos de cuentas (o ir al cine y salir traumatizado)





Hace un par de viernes fuimos al cine. Cómo no sabíamos qué ver, optamos por la nueva película de Todd Phillips, "Salidos de cuentas". Rodada a modo de road movie, la comedia apenas luce en tres o cuatro momentos puntuales, casi todos de la mano del nuevo filón de la comedia americana, Zach Galiafinakis. Robert Downey Jr. cumple, pero la película se queda a años luz de la muy recomendable "Resacón en Las Vegas", del mismo director. Resumiendo, no nos gustó demasiado.



Sin embargo, no diría que es la peor película que he visto en el cine. Ni siquiera una de las diez peores. No es que no haya hecho sus méritos, pero es que he ido mucho al cine, y a veces con muy poco tino. Así que no he podido resistirlo. Aquí está mi lista de las diez peores películas vistas en el cine.

10. Erin Brockovich



De acuerdo, está basada en hechos reales. Sí, es un drama con mucha moralina en el que una mujer con ideales vence a una multinacional y ayuda a muchos lugareños humildes. Y puedo admitir que quizá no sea tan mala para estar en esta lista, pero... ¿darle un Óscar a Julia Roberts? ¡Por favor! Cada vez que escucho como la llaman “la novia de América” me imagino a Marilyn Monroe revolviéndose en su tumba. Con lo del Óscar, también imagino a Susan Sarandon revolviéndose en la suya. Si estuviera muerta, claro.

9. El Cazador de sueños



Normalmente, la industria cinematográfica se las ha apañado para filmar unos bodrios bastante nauseabundos cuando ha llevado a la pantalla obras de Stephen King. Salvando unas pocas excepciones, lo ha conseguido hasta con algunos de sus mejores libros. No es el caso. No me refiero a que no sea una película nauseabunda, si no a que el libro no es uno de los mejores de King. Pues aún así, la película consigue empeorarlo hasta dejar un batiburrillo infumable con una escena en un retrete como momento álgido. Brillante.

8. Instinto


¿Anthony Hopkins viviendo con (cómo) los gorilas mientras su psiquiatra, Cuba Junior, explora su mente? Ya, esto... sí, me refiero a que... aunque en realidad no, porque... uff. Mala, y además, con ganas. Si al menos hubiera olisqueado a Clarice...


7. Van Helsing



El mito de Drácula, tratado desde la perspectiva de su principal perseguidor. Un perseguidor que en esta ocasión es una especie de James Bond cachas que lo mismo te fríe un huevo que te caza a un hombre lobo. Eso por no añadir al trío de vampiresas, que, la verdad, más bien parece un trío de busconas de despedida de soltera.


6. Los ángeles de Charlie



La verdad es que dudo a la hora de ponerla en la lista, igual que dudé cuando salí del cine después de verla. ¿Iba en serio el director? Es decir... ¿De verdad quiere hacer pasar la película por una peli de acción? Porque lo que da es más bien risa... eso sí, menos cuando Demi Moore sale del agua en bikini. Para ser sinceros, sólo esa escena le ha hecho a la peli ganar dos o tres puestos (para bien).


5.Las crónicas de Narnia



Admitámoslo: íbamos al cine dispuestos a ver un nuevo Señor de los Anillos, o quizá, un Harry Potter, y lo que nos encontramos fue una peli ñoña y simple que sólo entretuvo a los niños de 6 años. A los niños de 6 años no demasiado exigentes, me permito añadir. Y lo peor es que será una heptalogía (¿se dice así?).

4. El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo



Aquí empezamos a ponernos serios. Para ser sinceros, en este caso la pregunta debería ser: ¿Para qué bemoles fuimos a ver esta película? Ya desde los tráilers apuntaba a lo que finalmente fue, una especie de chiste de pijos de Arévalo de una hora y media de duración. Absurda y con cero gracia. Siendo generoso.


3. Airbender



Lo siento de corazón, niños de 10 años del mundo. Es una película horrible, llena de diálogos absurdos e incoherentes y personajes que no pueden caer peor. Ya sé que se supone que es una película de acción más bien enfocada al público infantil, pero es que es horrorosa, mala hasta decir basta. Y los niños/¿actores?... en serio, si están obligados que lo dejen: no es que actúen de forma pésima, no. Es lo siguiente.


Momentazo de la película: Los protagonistas observan a dos peces que nadan en un estanque sagrado, uno blanco y uno negro. En teoría, son la representación de unos espíritus muy poderosos, y uno de los protagonistas los describe así: “Ahí están los dos espíritus, el blanco y el negro. Reciben muchos nombres: Ying y Yang, Tira y Afloja...”


¿Tira y afloja? ¿En serio? Se les podía haber ocurrido “Luz y Oscuridad”, “Día y noche”, pero no, “tira y afloja”. Pues así de surrealista es el tema. No la veáis. Nunca. De hecho, corred y no miréis atrás.


2. El árbol del penitente



¿Comedia? española, con un supuesto enredo entre bandas de traficantes, un secuestro y mucha situación alocada. Todo supuesto, porque lo que es en realidad es un martirio del espectador en toda regla. Entre las situaciones absurdas y que la protagonista no para de dar berridos horribles durante toda la película, acabarla sentadito en la butaca y sin haber sufrido un aneurisma me parece algo de un mérito increíble. De hecho, desde aquél día me considero a mí mismo un superviviente...


¿Os extraña que la película no haya sido editada en DVD ni se haya emitido en televisión?


1. Hacia rutas salvajes



En la dirección: Sean Penn.

En el infierno: los espectadores.


Fuimos a ver esta película con entradas regaladas por FNAC, y ni siquiera el hecho de que nos saliera gratis minimizó los efectos secundarios: aburrimiento, flojera de piernas, risa, vergüenza ajena y finalmente, cabreo. Vamos al lío:


La película narra la historia real (¡horror!) de un muchacho que, harto de la superficialidad de su vida, abandona a su familia y sus posesiones y se lanza a vivir de lo que la vida le dé. Viaja, conoce a varias personas entrañabilísimas, trabaja un poco y acaba en Alaska, viviendo como un ermitaño loco.


Hasta ahí, puede parecer correcto. Ahora, imaginad que la historia está rodada a modo de videoclip a cámara lenta con enfoques barrocos, y que dura casi dos horas y media. Dos horas y media de la peor tortura cinematográfica que podáis imaginar, en una película que finiquita el debate acerca del protagonista (¿se trata de un héroe romántico o de un insensato sin cabeza?) a los diez minutos: se trata de un gilipollas integral.


No dudo de que ahora me llevaré los palos de todos aquellos amantes del cine etiquetado como “intimista”, “de autor”, y que se excita cuando lee críticas del tipo “los personajes inician una senda interior de auto descubrimiento arropados por sus más veleidosas pasiones, en un bucle intimista de circunspección universal”. En definitiva, de aquellos que leyeron encantados “Tokio Blues” y aplauden cada vez que aparece una película de más de tres horas en la que solo aparecen dos personajes, ambos desdichados e infelices en su soledad interior.


Dadme los palos, y llevaos la película, por favor. Llevárosla bien lejos, donde ya no pueda volver a hacerme daño nunca más... ningún ser humano, por deleznable que sea, merece ver esta peli dos veces.


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Pues bien, hemos llegado al fin del camino. Si has llegado hasta aquí, gracias de corazón, aunque ahora me odies por meterme con tu peli favorita. Eso sí, deja un comentario para que sepa que tengo un nuevo enemigo, y no dejes de leer mi próxima lista: Las 10 películas que me sorprendieron en el cine.

Estado Facebook del día: "Empezando a nevar en Madrid, que finoooo... me encanta!!!!" (Soraya Gettaprieta)

27 de noviembre de 2010

Red Dead Redemption (o un giro de tuerca maestro)



Este verano le he dedicado bastantes horas, porque entre otras cosas para eso están los veranos, a uno de los mejores videojuegos de PS3 que he probado nunca (junto con el fantástico Heavy Rain): Red Dead Redemption.


El juego de RockStar Games (papás de la ya mítica saga Grand Theft Auto) nos pone en la piel de John Marston, un ex-forajido del salvaje oeste que, por circunstancias de la vida, se ve obligado a ir a la caza de sus antiguos compinches. La preciosa ambientación, el cuidado desarrollo de la historia y un enorme escenario, en el que tenemos plena libertad, son las claves para enganchar una buena cantidad de horas. Y, si la historia principal es larga, la lista de tareas secundarias no se queda corta: desarrollar habilidades de caza (con más de 30 especies diferentes... incluidos los cabrones de los osos pardos), de tiro, jugar partidas completas de póquer y blackjack o ejercer de caza recompensas a tiempo parcial. Una experiencia completa al margen de la ley.



En definitiva, un juegazo. JUEGAZO, hala, con mayúsculas. Después de un verano que yo he llamado “el verano de L2 apunta R2 dispara”, di por finalizado el juego con un 97,5% completado. Y no sin lágrimas (metafóricas) en mi corazoncito de jugón, pasé a dedicar mis pulgares a otros títulos recién adquiridos, todos con muy buena pinta: FIFA 11, Mafia II y Grand Theft Auto IV. Pues bien, es aquí dónde entra el giro de tuerca, el as en la manga magistral. Aunque dejadme que os ponga en antecedentes.



Una de las principales características de la nueva generación de consolas (PS3, XBOX 360) son los contenidos online y descargables de la mayoría de sus juegos.


Por una parte, el modo online permite a los jugadores más expertos (y a los menos también, pero los matan antes) competir contra rivales humanos de todo el mundo. Es decir, cuando uno se cansa de matar muñecos del juego, o de meterle goles, o lo que uno haga, se conecta a los servidores de PlayStation o XBOX y se dedica a enfrentarse al resto del mundo mundial en divertidos y novedosos modos de juego.


La segunda opción, el material descargable, permite a los jugadores ampliar, a veces gratis, a veces por poco dinero, la experiencia con su juego preferido. ¿Que ya te has pasado todas las misiones del juego y te has hartado de explorar todos los mapas y niveles? Pues te descargas por unos eurillos una ampliación y disfrutas de nuevas misiones y personajes que complementan la historia que ya has jugado. Y a veces, sólo a veces, un estudio se curra de verdad los contenidos extras y los pone en las tiendas como si de un juego nuevo se tratara. A mitad de precio, eso sí.


Y eso es lo que he comprado hoy. Una ampliación del juego del que os hablaba. ¿Qué como se llama? Agarraos: Red Dead Redemption: Undead Nightmare. ¿Que de qué va? Agarraos más todavía: de zombis.



Sí, habéis oído bien. El nuevo juego nos vuelve a poner en la piel de John Marston, pero en lugar de enfrentarnos a forajidos y ladrones, nos enfrentaremos a una plaga de zombis en mitad del salvaje oeste. Zombis rápidos, que saltan, y, si pueden, muerden. Zombis feos y desagradables, como es menester. Zombis por todas partes.



Qué os puedo decir... lo he probado y me encanta. Es como volver a visitar tierras ya conocidas, con mis viejas pistolas de culata de sándalo golpeando contra los muslos mientras mi caballo quema la llanura... pero con zombis.


Así que ya podéis confirmar definitivamente lo que decía en el primer post de este blog, dedicado a la serie The Walking Dead: Los zombis molan. Mucho. Dan bastante miedo, de acuerdo, y es un poco angustioso que estén por millares por todas partes.


Pero molan un puñado.


¡A por ellos!


10 de noviembre de 2010

Uno de los nuestros (o Brooklyn según Scorsese)



"Que yo recuerde, desde que tengo uso de razón, siempre quise ser un gángster."




Muchos reconoceréis en esta frase mítica el comienzo de la mejor película de mafiosos de la historia. "Uno de los nuestros" ("Goodfellas", en versión original) es considerada por la crítica la mejor película de los años 90, y por multitud de cinéfilos, la obra maestra de Martin Scorsese.



El director neoyorquino encontró en el libro autobiográfico "Wiseguy", de Nicholas Pileggi, la oportunidad que estaba buscando para retratar el barrio italoamericano en el que creció. Un barrio trabajador y duro en el que unos pocos tipos campaban a sus anchas enfundados en elegantes y estridentes trajes. Los chicos listos.



"Para nosotros vivir de otra manera era impensable. La gente honrada que se mataba en sus trabajos de mierda por unos sueldos de miseria, que iba a trabajar en metro cada día y pagaba sus facturas estaba muerta, eran unos gilipollas, no tenían agallas. Si nosotros queríamos algo lo cogíamos, y si alguien se quejaba dos veces le dábamos tal paliza que jamás volvía a quejarse. Era una simple rutina, ni siquiera lo pensábamos."

La película narra la historia de Henry Hill (Ray Liotta, en el mejor papel de su carrera) en su ascenso al Olimpo de la mafia desde su infancia en una familia de origen irlandés. Pese a la oposición de su padre, Henry consigue trabajo bajo la tutela de la familia Luchesse, ganándose sus primeros dólares con pequeños trabajos delictivos.



Pronto adquiere fama de chico eficaz, y comienza a ascender bajo la protección de Jimmy Conway , interpretado por un Robert De Niro tan afilado y magnético como en sus mejores papeles. El triunvirato protagonista lo completa un enormísimo Joe Pesci cómo un Tommy De Vito que le valió su primer y único Óscar.

Lorraine Bracco, Paul Cicero o Samuel L. Jackson son algunos de los actores que completan un reparto espectacular, a la altura de un guión frenético por momentos. Escenas como la persecución del helicóptero o las amenazas de un Tommy De Vito completamente fuera de sí ("¿Te parezco gracioso? ¿Cómo de gracioso... cómo un payaso?") han pasado a la historia del mejor cine de gánsters. A decir verdad, han pasado a la historia del mejor cine en general.



Este año se celebra el 20 aniversario del estreno con una edición especial en Blu-Ray que incluye un libreto con declaraciones y entrevistas del director y los actores principales. Seguro que adivináis a quién se la regalaron por su cumpleaños...

Lo sabía, sois chicos listos. Chicos listos.

Estado "Facebook" del día: Castañas asadas! (Miriam Salguero)


The Walking Dead (o el porqué de los zombies)



El pasado 31 de Octubre, noche de Halloween mediante, la cadena estadounidense AMC emitió el primer capítulo de una de las series más esperadas de la temporada: The walking dead. Los muertos vivientes. En España la estrenó la cadena FOX el día 05 de noviembre, menos de una semana después.


La serie es una adaptación de la saga de cómics del mismo nombre creada por Robert Kirkman en 2003, y que a día de hoy sigue publicándose de forma mensual en USA y aproximadamente cada seis meses en España, en formato recopilatorio.


Situada en unos Estados Unidos post-apocalípticos (suponemos que el resto del mundo se habrá unido a la juerga, aunque por supuesto, ni se sabe ni interesa en la historia), la serie nos narra la historia de Rick Grimes, un policía herido de gravedad en un tiroteo que despierta en un hospital completamente desierto unas semanas después. Al explorar el hospital descubre, no sin cierta preocupación, que el edificio está invadido por zombies, y su mosqueo aumenta al descubrir que la plaga no parece estar limitado a éste. A partir de ese instante, encontrar a su mujer Lori y a su hijo Carl se convierte en su único objetivo. Y hasta aquí puedo leer.


Para todos los que seguimos el cómic (va por el número 79 en USA), saber si encuentra a su familia no es ya una incógnita. Tampoco el saber si encuentra a más supervivientes, ni las intenciones que estos puedan albergar. Lo que sigue siendo un misterio es el porqué de los zombies, o lo que es lo mismo, el motivo por el que los apacibles y amistosos Estados Unidos se han convertido en una tierra inhóspita llena de cadáveres andantes. Y sigue siendo un misterio porque la historia no trata de cómo un héroe acaba con la invasión y salva al planeta, ni de cómo el presidente del país se dirige a las masas con un mensaje esperanzador acerca de la condición humana. En absoluto.


La historia, tanto la del cómic como la de la serie recién estrenada, habla de supervivientes, en toda la extensión de la palabra. Habla de personas perdidas, desesperadas, y de las cosas que viven en su huida a ningún sitio. De las cosas que se ven obligados a hacer para protegerse y proteger a los suyos. Incluso de aquellas cosas que ellos nunca se hubieran creido capaces de hacer. En definitiva, es una historia de personas, con sus grandezas y sus miserias. Por eso resulta tan atractiva, por eso engancha tanto mes a mes. Porque a veces no está tan claro quienes son realmente los muertos vivientes.


¿Por qué los zombis?


O lo que es lo mismo: ¿Cuál es el motivo de que vuestra librería favorita haya dejado de estar llena de libros de vampiros para pasar a estarlo de libros acerca de estos simpáticos seres? Seguro que os habéis fijado en títulos como Zombi: Guía de supervivencia, Apocalípsis Z o el revisitado Orgullo y prejuicio y zombies; o que habéis ojeado cómics como el propio The walking dead o Marvel Zombies. Y ahora, diréis, también tenemos series en la tele. "¡Pero si los vampiros molan mucho más!" escucho decir a la chica de la cuarta fila. "!Y son románticos, y guapos, y viven de noche!". De acuerdo, son todas esas cosas, pero dan menos miedo. Y no estoy loco. Os lo puedo explicar.


Si uno tiene la suerte de detectar a tiempo a un vampiro, puede decidir actuar de dos maneras muy diferentes, y no, ninguna de ellas es acostarse con él, seamos realistas por una vez. La más usual en la literatura y el cine es tomar la determinación de acabar con él. Armarse de crucifijos, ajo, una buena estaca de madera y mucho valor y ale, a ajustarle las cuentas al chupasangre. Puede que salga bien o no, pero en cualquier caso, se trata de la opción más valiente y loable, sin duda.


La segunda opción, la más lógica y normal, es huir. Aprovechar cualquier oportunidad para salir pitando hacia otras tierras en coche, tren o en avión y, si hay suerte, que sea otro el que se las vea con él estaca en ristre. No digo que sean fáciles de eludir, pero esa es la cuetión: se puede intentar.


Sin embargo, queridos amigos, cuando nos enfrentamos a una invasión zombie, la única noticia que puedo daros es bastante mala: se ha ido todo al garete. El mundo que conocíais ya no existe. No hay orden no gobierno, ni televisión, medios de transporte o Starbucks. No podéis pedir comida para llevar ni comprar un billete de avión a ningún sitio. Tampoco, por supuesto, esperar que las fuerzas de seguridad os saquen las castañas del fuego dejándoos calentitos en algún lugar seguro. Ése, y no otro, es el quid de la cuestión. Cuando uno se enfrenta al holocausto Zombie sabe que no puede escapar, por que, sencillamente, no hay ningún lugar al que hacerlo. La premisa es, simple y llanamente, sobrevivir.


Es por eso que, en épocas de crisis como las que nos ha tocado vivir, el terror que más profundamente nos hiela el centro de nuestros pobres y agotados corazones es el miedo a estar viviendo el fin del mundo que conocemos, el desmoronamiento de la sociedad en la que vivimos. Ése, y no otro, es el por qué de los zombies.


Ahora que estás sobre aviso, estoy seguro de que no tendrías problema en sobrevivir si mañana mismo te encontraras en mitad de una invasión Z, pero no me quedaré tranquilo si no te doy un par de consejos finales:


- Asegúrate de que la magnitud de los hechos merece una actuación de emergencia. Dicho de otra manera: el metro a las 7 de la mañana no cuenta como invasión zombie.


- Mira a tu alrededor: Casi cualquier cosa que tengas a mano es susceptible de ser usada como arma.


- No esperes a nadie, no mires atrás, no dejes que nadie te entorpezca ni te ralentice. Enhorabuena, acaba de instaurarse oficialmente la ley de la selva.


Y si, por el motivo que sea, no se produce el fin del mundo a mano de putrefactos cadáveres andantes, sería una buena idea echarle un vistazo a esta pedazo de serie.


Para ir cogiendo ideas.





Estado "Facebook" del día: Seré Breve. (José Alberto Arias Pereira)